Alfombras de lana
Alfombras de lana: calidad, calidez y autenticidad de serie
Hoy en día hay alfombras de todo tipo. Y hablando de alfombras sintéticas, hay que decir que tenemos muchos tipos capaces de imitar texturas naturales de una manera muy convincente. Pero aun así, está fuera de toda duda que una alfombra de lana tiene una capacidad para transmitir sensaciones de calidez, calidad y autenticidad que ningún otro tipo de alfombra es capaz de imaginar.
De entre las fibras orgánicas con las que se confeccionan vestimentas y alfombras, la lana es con diferencia la más ancestral, la más natural y la más cálida, utilizada por el ser humano desde que por primera vez puso el ojo sobre una primitiva oveja.
La lana tiene un tacto único, una naturalidad intrínseca y una relación con nosotros que hace que una alfombra de lana nunca pase de moda. Cierto es que el mantenimiento no es tan sencillo ni directo como una alfombra sintética, pero quien aprecia algo debe estar dispuesto a tolerar algún pequeño inconveniente.
La alfombra más elegante y hogareña
Obviamente no recomendaríamos una alfombra de lana para el vestíbulo en el que el equipo de rugby de nuestros hijos pasa a diario después del entrenamiento, pero en entornos cuidados con un uso ordinario una alfombra de lana ofrece una textura inigualable que nos recompensará con su aspecto y textura y nos recordará cada día nuestro buen criterio al elegirla.
Hay alfombras de pura lana, que se puede presentar en trenzados finos y apretados con nudo boucle, o en confecciones más texturadas, más gruesas y de pisada más blanda.
Igualmente la lana admite de buen grado la mezcla con otros tejidos, lo que permite confeccionar alfombras mixtas en las que sirve o bien de base para la trama o de motivo decorativo para la expresión del diseño.
En cualquier caso, una alfombra de lana siempre es una alfombra tradicional en el mejor sentido de la palabra y un valor seguro para la decoración de los suelos de manera elegante y hogareña.