Respecto a la materia prima no es que tengamos que tener preferencia por alguna en particular (si ya lo tienes claro, mucho mejor), sino que tenemos que tener en cuenta que el material elegido no sea incompatible con nuestros condicionantes.
Por ejemplo: no elijas una alfombra de yute para un lugar de mucho paso que vaya a exigir lavado constante, porque no está hecha para eso.
Igualmente, no pongas una alfombra de pelo largo en un pasillo, porque la gente va a tropezar y se va a ensuciar mucho. Etcétera.
No significa que renunciemos a los materiales delicados o de limpieza no tan obvia como los materiales sintéticos, pero si elegimos una alfombra de lana o sisal deberemos saber que habremos de tener más cuidado en su uso y mantenimiento que otra de vinilo o polipropileno, por ejemplo.
Respecto a los colores, gracias a Dios hoy en día todas las gamas de alfombras son multicolor, desde las alfombras de pelo, largo o corto, las lisas, trenzadas, de vinilo, bambú, polipropileno o las que se te ocurra mencionar.
Utiliza el color, como decíamos antes, como medio para complementar, bien por contraste o por continuidad, el estilo y ambiente de decoración que estés desarrollando.