Empapelar paredes sueltas.
Por ejemplo, es la opción más evidente en los fotomurales, que habitualmente están pensados para una sola pared.
La ventaja de esto es que el decorar una única pared afecta a la estancia entera, de modo que el resto de las paredes y sus pinturas o decoraciones cobrará nueva vida por oposición o yuxtaposición a la pared tratada.
Empapelar tramos de pared.
Otra opción es llevar los fotomurales o papeles pintados a determinados trechos de pared, colocándolos de manera alterna.
En función de cómo sea la pared o la estancia se pueden conseguir efectos muy bonitos en los que destacamos determinados tramos, rompiendo la continuidad visual.